Hablaremos sobre algunos consejos para aliviar la fatiga crónica y recuperar tu vitalidad. Empezaremos por decir que desde el campo convencional se menciona la utilización de algunos fármacos y ciertos cambios del estilo de vida, sin especificar mucho cómo hacer estos cambios.

En un artículo anterior habíamos hablado ya sobre el origen de la fatiga crónica y sus características principales. Si no has leído este artículo y te interesa el tema, puedes hacerlo dando click aquí.

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Fármacos para la fatiga crónica

La literatura menciona algunos fármacos que se utilizan para disminuir o aplacar los malestares relacionados con la fatiga crónica, pero no se puede considerar su uso como el tratamiento, ya que no existe hasta ahora medicación específica para tratarla.

Analgésicos: Con eficacia relativa, de uso temporal.

Anti-inflamatorios: Con efecto muy pobre en la disminución del dolor.

Antidepresivos: Se ha visto que pueden tener efecto en mejorar el sueño y en el nivel de malestar, sobre todo el dolor, en un 30% de casos aproximadamente.

Benzodiacepinas y relajantes musculares: Igual que los analgésicos, deben ser usados solo de forma temporal, esperando pobres efectos.

Antiepilépticos: Se utilizan en ocasiones para reducir el dolor neuropático, sus efectos adversos son bastantes comunes, por lo que es necesario que las dosis sean ajustadas.

Como vemos, no existe algún fármaco o tipo de fármaco que tenga eficacia contundente en el tratamiento de la fatiga crónica. ¿Qué podemos hacer entonces? Es aquí cuando voy a contarte mi experiencia.

Mi propia experiencia con la fatiga crónica

He vivido la fatiga crónica por varias ocasiones, la última vez duró más de dos años. Las primeras veces solo lo vi como parte de un proceso incómodo del que trataba de salir, apareció junto a la fibromialgia.

La última vez tomé más consciencia de lo que significaba transitar en su compañía y entonces tuve que entender por qué había llegado y qué podía hacer para sobrellevarla y superarla de ser posible.

Te contaré entonces lo que decidí, mis propios consejos para aliviar la fatiga crónica, en torno a los síntomas más comunes que suelen presentarse y que experimenté.

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La influencia del estado mental sobre el estado físico

El síntoma más molesto era para mí, era el malestar post-esfuerzo, porque no había nada que quisiera hacer que pudiera hacer sin sentirme agotada.

Y aunque suene descabellado, porque la literatura habla de lo contrario, tomé la decisión de restarle importancia a la sensación de cansancio, y al dolor, y de continuar haciendo las cosas.

Todo lo que tuviera que hacer, lo hacía, fuera físico o mental, pero de forma absolutamente consciente y sobre todo organizada, eso me permitía tener claridad.

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Consciencia, organización y acción

Fue una época en la que no podía darme el lujo de quedarme en cama, así que trataba de tomarme las cosas de modo tranquilo y hacer todo, pero sin llegar a extralimitarme.

Cada pequeño movimiento, cada cosa que decía, que escuchaba, que leía, todo lo hacía plenamente consciente.

También hice muy consciente mi propio malestar, eso no quedó fuera, y aunque fuera lentamente, por el malestar, hacía todo lo que correspondía a cada día.

Mis conocimientos en Mindfulness y también en el Método Feldenkrais me ayudaron mucho en esto.

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Me tomé ser disciplinada mucho más en serio que nunca, estaba sola en esto y debía ser mi propia guía. Así que me levantaba todos los días a la misma hora, no importaba si era fin de semana o feriado, y comía con horario, sin ser rígida, pero sí muy determinada.

Mi alimentación debía ser adecuada, trataba de aplicar mis conocimientos de la mejor manera y comer de forma balanceada y con mi atención bien puesta en cada momento.

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Esto permitía a su vez que cometiera menos olvidos, porque mi concentración no era la mejor, pero con esta forma de actuar, mejoraba cada vez un poco más.

Para apoyar este último punto empecé a agendar absolutamente todo lo que hiciera día con día, incluso el momento de lavarme los dientes. Todo lo escribía, para hacerlo evidente y sobre todo consciente.

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La importancia del manejo emocional

Me plantee la premisa de que yo no podía cambiar lo que estaba sucediendo, que nadie me rescataría, que daría lo mismo si lo aceptaba o no, así que lo hice, lo acepté.

Daría lo mismo que me gustara o no, así que todos los días encontraba cosas, situaciones y personas por las que agradecía. Ponía el mejor humor posible, así que sonreía mucho, a todo, a todos, aunque no tuviera ganas.

Cuando venía a mi alguna emoción molesta me detenía para poder entenderla, darle su lugar y escucharla.

Hacía un trabajo muy enfocado para identificar y darle nombre a esa emoción y si era necesario le daba esencias florales (Flores de Bach) a esta dificultad, para ayudarme – es mi terapia emocional favorita -, y resolverlo con más suavidad.

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Decisión y constancia

Así fue mejorando mi sensación general, y para sostenerme y volver a sentirme normal, decidí que no pelearía con lo que la vida me ponía en frente y dije que sí a todo lo que tuviera que hacer, esto incluyó caminar mucho. Decidí transformarlo en ejercicio y empecé a hacerlo muy rápidamente, de tal modo que pudiera realmente sentir los beneficios de esta actividad. Y hacía Yoga, que es mi disciplina favorita, cada vez que podía.

Y visité todo lo que pude lugares donde había naturaleza: jardines, parques y sitios turísticos.

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Al final del día estaba realmente cansada por mi actividad. Me acostaba a dormir siempre a la misma hora, y me quedaba profundamente dormida casi de inmediato, con facilidad.

Esto no ocurrió desde el primer día; al inicio me despertaba en la noche, pero poco a poco esto se anuló y mi sueño se convirtió en un sueño reparador, tranquilo y continuo.

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Conclusión del proceso de manejo de la fatiga crónica

Un día me di cuenta que la fatiga se había ido, que ya no estaba más.

No diré que la extraño, pero sí que me enseñó a entenderme más, a conocerme más, a ubicar la fortaleza en mí, a todo nivel, y saber que realmente puedo hacer lo que quiera.

Espero que estos consejos para aliviar la fatiga crónica te resulten útiles.